En aguas casi congeladas, esta científica mexicana encuentra cómo recuperarse del ‘long COVID’
Cuando Angélica Cuapio se enfermó de COVID-19 por segunda vez en abril de 2021 nunca pensó que las secuelas de esta enfermedad la llevarían a romper un récord en el Campeonato Sueco de Natación de Invierno de Estocolmo al nadar en aguas entre los 0,1 y los 0,5 grados centígrados.
El pasado 5 de febrero, alrededor de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022, la oriunda de la Ciudad de México ganó el primer lugar en una carrera de 25 metros en estilo libre en aguas casi congeladas, en la categoría de mujeres de 40-44 años, lo que incluso le valió romper el récord de 20,18 segundos y establecer una nueva marca de 19,19 segundos. En la modalidad de 25 metros estilo pecho, también logró alcanzar un tercer lugar.
La médica y científica mexicana, egresada de la UNAM, y ahora perteneciente del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas en el Instituto Karolinska de Suecia, se dedica a hacer investigación en el área de inmunología. Sus investigaciones actuales se enfoncan en la respuesta inmune en COVID-19, vacunas y long COVID.
Cuapio encontró en el nado en aguas gélidas una posible estrategia para contrarrestar los efectos del llamado long COVID, como se le conoce a las secuelas y síntomas que aparecen en los pacientes de COVID-19.
Según la Clínica de Mayo, se denomina como long COVID a los síntomas y malestares que persisten en pacientes recuperados de este coronavirus, como pueden ser fatiga, depresión, ansiedad, dolores en distintas partes del cuerpo, fiebre, pérdida de memoria, dolor de pecho, entre otras.
«Tuve pérdida de cabello, cansancio extremo, extenuante, pérdida del aire al subir las escaleras o caminar un largo tramo (disnea), falta de concentración, taquicardia, palpitaciones (sentía que el corazón se me salía), mareos. Estos síntomas fueron muy fuertes. Me realizaron varios chequeos médicos, pero no había alguna causa detrás que se pudiera identificar, y entonces el diagnóstico fue long COVID», explica en entrevista telefónica para Sputnik Angélica Cuaipo.
Una posible terapia contra ‘long COVID’
Tras casi cuatro meses de padecer las secuelas de este síndrome, Angélica Cuapio, de manera independiente, comenzó un pasatiempo sumergiéndose en aguas gélidas; primero con duchazos fríos antes de sumergirse en tinacos llenos de agua helada y posteriormente en lagos congelados en su superficie. Esta actividad que inició como un hobby mejoró su ánimo y su salud notoriamente.
«Mejoró mi energía, la concentración comenzó a prosperar, y poco a poco los síntomas fueron disminuyendo. Noté el buen efecto que me causaba este shock térmico», declaró la investigadora.
Hasta el momento se sabe poco de las secuelas postcovid, pero los beneficios del agua fría son mejor conocidos: mejora la circulación, fortalece el sistema inmune y hasta se cree que reduce el estrés y la ansiedad.
«No hay estudios sobre esta asociación del agua fría con el long COVID o el efecto de la crioterapia en enfermedades específicas. Hay algunos estudios que se han enfocado en cuál es el efecto en el músculo, en el tejido graso, en el sistema circulatorio, pero no con enfermedades así bien definidas (…). [El agua fría] tiene un impacto en diferentes niveles: psíquico, físico, y en nuestro sistema inmune. Lo que se sabe son datos de forma un poco aislada», señala Cuapio, quien también resalta el aumento de endorfinas.
Por ahora, se encuentra en preparación para investigar los beneficios que los baños en aguas gélidas podrían generar en personas con long COVID. Hasta el momento, cuenta con 200 testimonios de personas que, al igual que ella, encontraron en esta práctica un alivio para algunos malestares, uno de ellos las secuelas del SARS-CoV-2. La mayoría de los encuestados notó mejorías en su estado de salud, anímico y aspecto físico.
«Me empecé a dar cuenta que esto no era algo que únicamente a mí me ocurría (…). La mayor parte de las respuestas, entre un 80 y 90%, son de mejoras: se han sentido mejor, han disminuido algunos problemas alérgicos, han disminuido ese cansancio, si no tenían síntomas, se sienten mejor anímicamente», explica la académica.
¿Cómo es nadar en aguas casi congeladas?
La egresada de la UNAM y con posgrados de Universidades de Alemania, Austria y Suecia, reconoce que lo más difícil fue conseguir superar el choque térmico que se siente al entrar en aguas frías, pues resulta incómodo y doloroso, pero disfrutable de forma simultánea. Una vez dominada esta etapa, sigue la preparación para poder moverse en aguas congeladas.
«La sensación cuando solamente haces inmersión en agua helada es muy diferente a cuando vas a nadar en aguas gélidas. Cuando estás en un tinaco o en un hoyo en hielo, el calor corporal que liberamos se queda alrededor de tu cuerpo. Es muy frío, pero el cuerpo se va aclimatando gradualmente. Sin embargo, cuando nadas, ese calor que generas se disipa y el frío choca contra tu cuerpo», detalla la nadadora.
Aunque el proceso puede resultar poco alentador porque el agua fría puede sentirse en las primeras exposiciones como piquetes de agujas, la atleta mexicana describe nadar en aguas congeladas como algo «extremadamente vigorizante» que deja una sensación de euforia, de «felicidad natural pura», una emoción «indescriptible» que te hace querer regresar.
«Es vigorizante, es energizante, es revitalizante. Es algo que se tiene que experimentar», sentencia entre risas Angélica Cuapio. «Todos los que puedan, háganlo, pero con su debida preparación y medidas de seguridad»
Su participación y victoria en el Campeonato Sueco de Natación de Invierno no fue sólo un reto como deportista, sino también un posicionamiento para visibilizar a quienes viven la «otra pandemia», la del long COVID.
«No están solas, no son las únicas personas que desarrollan esto. Es un problema muy importante a nivel mundial. No ocurre nada más en México, ocurre en todo el mundo, y es un problema que está trayendo grandes consecuencias. Es un problema de salud pública, un daño colateral de la pandemia», comenta.
Angélica Cuapio, quien a los 15 años casi logra colarse al equipo preolímpico de México, se propone continuar con su carrera como nadadora y se ha puesto como meta aumentar su categoría a 50 metros, mientras continúa su indagatoria para brindar una alternativa de curación a pacientes como ella.
«Podemos hacer algo para que estas consecuencias de la pandemia no se vuelvan crónicas. Una de ellas, quizá la más importante, es la vacunación. La vacunación nos va a permitir avanzar de forma más rápida ante esta pandemia, pero también otras formas más naturales como la exposición a naturaleza, hacer ejercicio, y si se puede, también realizar estos chapuzones en agua fría», concluye la científica mexicana.
Fuente: Sputnik