La falta de sueño aumenta el riesgo de sufrir un infarto o ACV
Dormir entre 7 a 9 horas por noche, y sin interrupciones que alteren la calidad del descanso, es un factor esencial para mantener saludable al corazón. Recientemente, la prestigiosa Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) incorporó la cantidad y calidad del sueño a su lista de esenciales para prevenir eventos cardiovasculares.
El nivel de actividad física, la exposición a la nicotina, la dieta, el peso, los niveles de glucosa en sangre, colesterol y presión arterial eran desde hace más de una década los 7 factores que la AHA utilizaba para medir la salud cardiovascular. Desde el mes pasado, lo que originalmente fueron los 7 esenciales de la vida (Life’s Essential 7), se transformaron en los 8 esenciales de la vida (Life’s Essential 8), ya que en junio último se incorporó el buen sueño a la nómina.
“La nueva métrica de la duración del sueño refleja los últimos hallazgos de investigación: el sueño afecta la salud en general, y las personas que tienen patrones de sueño más saludables manejan factores de salud como el peso, la presión arterial o el riesgo de diabetes tipo 2 de manera más efectiva”, dijo Donald M. Lloyd-Jones, presidente de la Asociación Estadounidense del Corazón y quien estuvo a cargo de la redacción del documento.
“Los avances en las formas de medir el sueño, como los dispositivos portátiles, ahora ofrecen a las personas la capacidad de monitorear de manera confiable y rutinaria sus hábitos de sueño en el hogar”, agregó Lloyd-Jones, quien también es profesor de Medicina Preventiva en la Universidad Northwestern en Chicago.
La Asociación definió por primera vez las 7 métricas para la salud cardiovascular en 2010 para identificar los comportamientos de salud específicos y los factores de salud que impulsan una salud óptima del corazón y el cerebro. Después de 12 años y más de 2400 artículos científicos sobre el tema, los nuevos estudios sobre el corazón y el cerebro y las formas de medir la salud cardiovascular, brindaron la oportunidad de revisar cada componente en detalle.
Los 8 esenciales (Life’s Essential 8™) para una salud cardiovascular óptima se dividen en dos áreas principales: conductas de salud y factores de salud. Los comportamientos de salud incluyen la dieta, la actividad física, la exposición a la nicotina y el sueño. Los factores de salud son el índice de masa corporal, los niveles de colesterol, el azúcar en la sangre y la presión arterial.
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en todo el mundo. Se estima que más de 15 millones de personas en Estados Unidos padecen de enfermedad coronaria, de los cuales, cerca del 8% son hombres y el 5% mujeres.
Según la actualización de estadísticas de accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas de 2022 de la AHA, aproximadamente 121,5 millones de personas en EEUU tienen presión arterial alta, 100 millones tienen obesidad, más de 28 millones tienen diabetes tipo 2.
Sin embargo, la evidencia científica de las últimas décadas indica que más del 80% de todos los eventos cardiovasculares pueden prevenirse con un estilo de vida saludable y el control de los factores de riesgo cardiovasculares conocidos.
1- Dieta (fue actualizado respecto a la versión anterior)
La lista de 8 esenciales ofrece un cuestionario para evaluar el patrón de alimentación. La evaluación dietética se basa en la ingesta diaria de elementos incluidos en Enfoques dietéticos para detener la hipertensión (DASH, por sus siglas en ingles). El puntaje de la dieta estilo DASH tiene ocho componentes: alto consumo de frutas, verduras, nueces y legumbres, granos integrales, productos lácteos bajos en grasa y bajo consumo de sodio, carnes rojas y procesadas y bebidas azucaradas.
Para las personas, el patrón de alimentación mediterránea para estadounidenses (MEPA) se utiliza para evaluar y controlar la salud cardiovascular. El MEPA es un patrón de alimentación estilo DASH que se puede medir con 16 preguntas de sí o no sobre la frecuencia semanal de consumo de aceite de oliva, verduras, bayas, carne, pescado, lácteos, cereales, etc. El evaluador MEPA no incluye el consumo de bebidas azucaradas, por lo que se anima a los médicos a preguntar en el momento de la evaluación.
2- Actividad física (sin cambios respecto a la versión anterior)
La actividad se mide por el número total de minutos de actividad física moderada o vigorosa por semana, según lo definido por las pautas de actividad física para estadounidenses.
El nivel óptimo es 150 minutos de actividad física moderada o más por semana o 75 minutos por semana de actividad física de intensidad vigorosa para adultos; 420 minutos o más por semana para niños de 6 años o más (una hora al día); y modificaciones específicas de la edad para los niños más pequeños.
3- Exposición a la nicotina (fue actualizado respecto a la última versión)
La nicotina hace que la frecuencia cardíaca y la presión arterial aumenten, mientras que el monóxido de carbono y el tabaco roban oxígeno al corazón, al cerebro y a las arterias.
Se agregó el uso de sistemas de administración de nicotina inhalada, que incluye cigarrillos electrónicos o dispositivos de vapeo, ya que la métrica anterior sólo monitoreaba los cigarrillos tradicionales.
4- Duración del sueño (se incorpora por primera vez a la métrica)
La duración del sueño está asociada con la salud cardiovascular. Medido por el promedio de horas de sueño por noche, el nivel ideal es de 7 a 9 horas diarias para adultos.
Los rangos ideales de sueño diario para niños son de 10 a 16 horas para niños de 5 años o menos; 9 a 12 horas para niños de 6 a 12 años; y de 8 a 10 horas para edades de 13 a 18 años.
5- Índice de masa corporal (sin cambios respecto a la versión anterior)
Si bien los especialistas coinciden que el índice de masa corporal (IMC) es una métrica imperfecta, reconocen que se calcula fácilmente y está ampliamente disponible; por lo tanto, el IMC sigue siendo un indicador razonable para evaluar las categorías de peso que pueden conducir a problemas de salud.
Así, un IMC de 18,5 a 24,9 se asocia con los niveles más altos de salud cardiovascular. Sin embargo, los rangos de IMC y los consiguientes riesgos para la salud asociados con ellos pueden diferir entre personas de diversos orígenes raciales o étnicos o ascendencia.
6- Lípidos en la sangre (actualizado respecto a la última versión)
La métrica para los lípidos en la sangre (colesterol y triglicéridos) se actualizó para usar el colesterol no HDL como el número preferido para monitorear, en lugar del colesterol total.
HDL es el colesterol “bueno”. Otras formas de colesterol, cuando son altas, están relacionadas con el riesgo de enfermedades cerebrovasculares (ECV). Este cambio se produce porque el colesterol no HDL puede medirse sin ayuno previo (aumentando así su disponibilidad en cualquier momento del día y su aplicación en más citas) y calcularse de forma fiable entre todas las personas.
7- Glucosa en sangre (actualizado en comparación con la última edición)
Esta métrica se amplió para incluir la opción de lecturas de hemoglobina A1c o niveles de glucosa en sangre para personas con o sin diabetes tipo 1 o tipo 2 o prediabetes. La hemoglobina A1c puede reflejar mejor el control glucémico a largo plazo.
8- Presión arterial (sin cambios en comparación con la versión anterior)
Los criterios de presión arterial permanecen sin cambios con respecto a las pautas de 2017 de la AHA, que establecían niveles inferiores a 120/80 mm Hg como óptimos, y la hipertensión definida como presión sistólica de 130-139 mm Hg (el número superior en una lectura) o presión diastólica de 80-89 mm Hg (número inferior).
Fuente: Infobae