Destacados
La Güera Rodríguez, ¿la mujer que independizó México?
María Ignacia Rodríguez de Velasco, mejor conocida como la Güera Rodríguez,
es una de las heroínas nacionales menos conocidas. Muy probablemente porque
rompía con los estereotipos de la mujer novohispana.
A diferencia de sus contemporáneas, la Güera Rodríguez era de carácter
fuerte y libre, además de poseer una belleza incomparable. De su rostro se hizo
un único retrato y se piensa que Manuel Tolsá esculpió la Virgen de La Profesa
inspirándose en ella.
Debido a su cercanía con el mundo de los hombres, Rodríguez terminó por ser
estigmatizada como una mujer frívola que sedujo a insurgentes, virreyes y otros
personajes históricos.
Guillermo Barba, escritor que busca reivindicar la imagen de la que puede ser
considerada la primera feminista en México, comenta:
“La Güera fue libre de cuerpo, pero también de mente. Tuvo dos estigmas: el
primero, conseguir su propia libertad como mujer, y el segundo, la libertad de
su patria. Ambas las consiguió a pesar de que tenía familia y de haber puesto
en riesgo su riqueza. Desde 1808 hasta la consumación de la Independencia en
1821 se mantuvo viuda, fue madre de cinco hijos, arriesgó su vida, se enfrentó
a la Inquisición y conspiró para alcanzar el sueño libertario.”
Biografía de la Güera Rodríguez
María Ignacia Rodríguez de Velasco de Osorio Barba y Bello Pereyra nació un 20
de noviembre de 1778, hija de criollos de gran riqueza. En 1792 se casó con el
militar José Jerónimo López de Peralta de Villar y Villamil y Primo. De su
matrimonio nacieron cuatro hijos.
Debido a su inteligencia y carácter, la Güera Rodríguez se convirtió en una
mujer popular de la aristocracia novohispana. Lamentablemente, una de las
grandes fijaciones sobre la biografía de la Güera Rodríguez está en sus amoríos
y amistades con personajes notables. Sin embargo, es importante destacar que
ella misma fue una persona notable, cuya relevancia fue quedando en el olvido.
A sus 16 años, Rodríguez conoció al científico Alexander Von Humboldt, con
quien trabó una fuerte amistad. Tradicionalmente se ha atribuido una relación
sentimental entre ambos. Sin embargo, no hay pruebas de la misma. Asimismo, un
año más tarde mantuvo cercanía con Simón Bolivar, con quien también se le
vinculó sexualmente años después.
Las primeras acusaciones sobre su vida sexual
El primer matrimonio de la Güera Rodríguez terminó en 1802 con una denuncia de
intento de asesinato. De acuerdo con Rodríguez, López de Peralta la golpeaba e
intentó asesinarla con un impacto de bala fallido. Por su parte, José Jerónimo
la acusó de cometer adulterio con tres curas distinguidos, entre ellos su
compadre, el sacerdote ilustre José Mariano Beristáin. De acuerdo con la
historiadora Silvia Marina Arrom:
“De aquí nacen los primeros rumores de los adulterios de la Güera. Pero en
los largos autos el marido no pudo probar nada, y la evidencia más bien sugiere
que ella fue una esposa sufrida y maltratada. De hecho, los parientes, amigos y
colegas de Villamil tomaron partido por su esposa, quien afirmaban ser la
inocente víctima de su carácter volátil y violento -y algunos hasta la habían
encontrado “bañada en sangre” por las golpizas que él le daba-. Después de
cuatro meses Villamil desistió en su demanda. En algún momento la pareja se
reunió y el 12 de junio de 1805 nació su última hija. Pero el matrimonio había
terminado pocos meses antes con la muerte del capitán.”
María Ignacia Rodríguez, ¿madre de la patria?
María Ignacia fue partidaria del movimiento insurgente, apoyó la causa
independentista con su propia riqueza. El 22 de marzo de 1811 fue llevada al
tribunal de la Santa Inquisición acusada de alterar el orden público en pro del
movimiento independentista.
En aquella ocasión acusó a los europeos de querer envenenar al virrey. Con
dichas declaraciones la Güera pretendía minar la facción peninsular. Para
agravar el caso, el inquisidor Juan Sáenz de Mañozca la acusó de adulterio.
Como consecuencia, el virrey Francisco Javier de Lizana y Beaumont la exilió de
la Ciudad de México a Querétaro. En su defensa, María Ignacia puso en cuestión
la valía de la palabra del inquisidor, acusándolo de homosexualidad. Las
acusaciones fueron levantadas por falta de pruebas. Sobre aquel episodio, Lucas
Alamán escribió:
“Túvose por cierto que todo este incidente fue originado de intriga fraguada
por una señora de una familia distinguida, célebre en aquel tiempo por su
belleza, a quien … [Lizana] desterró en seguida a Querétaro”
Por su parte, Juan Garrido la denunció en 1810 de apoyar la revolución
encabezada por Miguel Hidalgo, a quien patrocinaba con su propio dinero. No se
sabe si sus intenciones eran de carácter ideológico, o buscaba defender sus
propiedades, que ya habían sufrido estragos. También es importante aclarar que
para entonces Hidalgo aún no proclamaba su intención independentista.
Vínculo con Agustín de Iturbide
Otro de sus contactos más importantes fue Agustín de Iturbide, con quien se le
vinculó sentimentalmente. Es importante mencionar que Iturbide se mantuvo leal
a la corona española hasta casi el final de la sublevación. En cartas, el
futuro emperador se refería a ella como “Mi señora María Ignacia”.
A diferencia de su participación poco nítida en el movimiento de Hidalgo, hay
pruebas de su apoyo a Iturbide. En el Primer Imperio Mexicano, su familia
mantuvo relaciones con el régimen, ocupando distintos cargos de cercanía y
honor junto a la Casa de Iturbide.
Una mujer poderosa
Según Artemio del Valle Arizpe, cuando Iturbide hizo su entrada triunfal a la
Ciudad de México desvió al ejército para pasar frente a la casa de María
Ignacia y así homenajearla por su participación. Sobre ello dice:
“La carrera que iba a seguir el Ejército Libertador sería desde la Tlaxpana por
San Cosme, para pasar frente al palacio Virreinal, pero Iturbide desvió la
columna por la calle de la Profesa en la que estaba la casa de doña María
Ignacia Rodríguez de Velasco, para que presenciara el desfile y lo viese a él
muy arrogante al frente de sus tropas invictas.”
Durante el imperio, la Güera cobró una fuerte influencia en el gobierno y
gran notoriedad en la sociedad. Distintas voces de la sociedad comenzaron a
especular que ella era quien en realidad gobernaba.
“La Huera [era] la reguladora de la conducta de Iturbide y la mano suave que
pulsa y mueve las teclas […] en esta estrepitosa orquesta.”
Por su parte, el opositor de Iturbide, Vicente Rocafuerte, hizo correr el rumor
de una relación extramarital entre ambos. En su Bosquejo ligerísimo de la
revolución de Mégico declaró:
“contrajo trato ilícito con una señora principal de Mégico […] preciosa
rubia, de seductora hermosura, llena de gracias, de hechizos y de talento, y
tan dotada de un vivo ingenio para toda intriga y travesura, que su vida hará
época en la crónica escandalosa del Anáhuac”.
La Güera Rodríguez, ¿autora del Plan de Iguala?
Sumado a lo anterior, Rocafuerte atribuyó a María Ignacia la redacción del Plan
de Iguala, documento fundacional del México Independiente. De ser cierto, la
Güera habría sido la principal responsable de la independencia de México.
De acuerdo con la historiadora Silvia Marina Arrom es imposible determinar
si María Ignacia influyó en las ideas políticas de Agustín de Iturbide.
Distintos cronistas como Alamán, Zavala y Zerecero aceptaron que el texto era
de la autoría de Iturbide, pese a ser hostiles a él. Otras fuentes no descartan
por lo menos una fuerte influencia.
En cuanto al vínculo sentimental de Iturbide con María Ignacia, parece ser que
fue una construcción póstuma. Existe una gran probabilidad de que la verdadera
amante de Iturbide fuera Antonia, hija de la Güera. De acuerdo con un periódico
dirigido por Miguel de Beruete, en 1822 la emperatriz sorprendió a Iturbide con
la hija de Rodríguez. Aún con ello, no es posible afirmar la veracidad del
episodio.
De su presunta relación con Iturbide no hay mayor documentación. Tan sólo dos
años después del Primer Imperio Mexicano, Rodríguez contrajo nupcias con Manuel
Elizalde. Aunque se mantuvo activa políticamente, su vida fue más tranquila y
apegada a la fe católica.
Su tercer esposo, de origen chileno, ocupó diversos cargos en el gobierno
republicano. Durante la guerra con Estados Unidos formó una junta para la
recolección de donativos destinados a hospitales que atendían a los heridos.
Murió el 1 de noviembre de 1850, a los 71 años de edad.
Fuente: México Desconocido